Entre irse y quedarse duda el día,enamorado de su transparencia.La tarde circular es ya bahía:en su quieto vaivén se mece el mundo.Todo es visible y todo es elusivo,todo está cerca y todo es intocable.Los papeles, el libro, el vaso, el lápizreposan a la sombra de sus nombres.Latir del tiempo que en mi sien repitela misma terca sílaba de sangre.La luz hace del muro indiferenteun espectral teatro de reflejos.En el centro de un ojo me descubro;no me mira, me miro en su mirada.Se disipa el instante. Sin moverme,yo me quedo y me voy: soy una pausa.
Cantan las hojas,bailan las peras en el peral;gira la rosa,rosa del viento, no del rosal.Nubes y nubesflotan dormidas, algas del aire;todo el espaciogira con ellas, fuerza de nadie.Todo es espacio;vibra la vara de la amapolay una desnudavuela en el viento lomo de ola.Nada soy yo,cuerpo que flota, luz, oleaje;todo es del vientoy el viento es aire siempre de viaje.
Canta en la punta del pinoun pájaro detenido,trémulo, sobre su trino.Se yergue, flecha, en la rama,se desvanece entre alasy en música se derrama.El pájaro es una astillaque canta y se quema vivaen una nota amarilla.Alzo los ojos: no hay nada.Silencio sobre la rama,sobre la rama quebrada
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